2440 LA DIMENSIONE POLITICA DELLA FEDE: II Encuentro Ecuménico Latinoamericano y Caribeño

20061114 22:30:00 webmaster

DECLARACIÓN FINAL
II Encuentro Ecuménico Latinoamericano y Caribeño
de Espiritualidad y Dimensión Política de la Fe

Convocado por la Asociación Civil Encuentro Ecuménico “Juan Vives” – ECUVIVES

Caracas, 20 al 22 de Octubre, 2006

Tema del II Encuentro:
“David y Goliat hoy, en Venezuela y el mundo”
“Para todos y todas quienes compartimos la esperanza de un mundo de paz, construido sobre la justicia y la inclusión”

1. La coyuntura social y política, en Venezuela

Damos fe de que en Venezuela vivimos, como nunca antes, un tiempo de esperanza para las y los excluidos de nuestra sociedad. Nunca ha habido tantas voces que se alzaran para reclamar la justicia anhelada, para denunciar los atropellos y graves errores del pasado, y tampoco tanta generosidad, tanta alegría y tantas manos juntas para construir un nuevo futuro como nación.

Seguro es, lo vemos y vivimos a diario, que los sueños por un mundo mejor, de mujeres y hombres viviendo en equidad y solidaridad, con salud, educación, trabajo, seguridad y vivienda para todas y todos, se están haciendo realidad. Como dice Jesús en su Evangelio: “… los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos vuelven a la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia.” (Mt. 11,5)

Afirmamos sin dudar que el rumbo trazado en Venezuela, compartido con otros pueblos del mundo, dignifica la vida, y no son pocas las dificultades, pues nos enfrentamos a poderes diabólicos y privilegios seculares. Pero, el pueblo venezolano, crece indetenible en su nivel de conciencia, participación política y corresponsabilidad social, lucha por sus derechos eternamente ignorados, reconoce a quien da la vida por la justicia “Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia…” (Mt.5:10), y se enfrenta decididamente a los que pretenden regresar a un pasado de ignominia, de engaño y exclusión de las mayorías.

Este rechazo popular, contra quienes gozaron quinientos años de privilegios, y exprimieron a su antojo las riquezas de la Patria, no ha elegido el camino de la violencia: queremos la paz y estamos dispuestos y dispuestas a defenderla con nuestra vida, fortalecidos y fortalecidas en nuestra tradición de libertad, y llevados de la mano por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, construida en 1999 con profundo amor y con la mayor participación popular conocida en la historia del país.

De esta realidad esperanzadora para la mayoría de nuestro pueblo, nace la terrible frustración de quienes ven alejarse para siempre el control del poder soberano, y viven con un odio, disfrazado de patriotismo, y alimentado con una violencia, maquillada de democracia; una y otra vez, como ya lo hicieron con el golpe de estado y el sabotaje terrorista del 2002, atentan contra la paz y la convivencia, aprovechando la coyuntura electoral del venidero mes de diciembre.

Es más que evidente que los conspiradores no están solos, sino que obedecen a los intereses voraces de grandes transnacionales depredadoras, y son dirigidos, desde Estados Unidos, por el Gobierno Bush que tiene puesta su codicia insaciable sobre las riquezas energéticas de Venezuela, especialmente sobre nuestro petróleo, imprescindible para alimentar esa bestia que Juan Pablo II llamó, “capitalismo salvaje”.

2. Significado de las elecciones presidenciales del 3 de diciembre

Denunciamos ante el mundo a la oposición antidemocrática, porque, aprovechando la coyuntura que les da el venidero proceso electoral, que temen y desconocen desde ahora, intentarán acabar a sangre y fuego el proyecto del nuevo país que queremos, liderados por el Presidente Chávez. Saben que su inobjetable reelección representará un paso más para la consolidación de la Revolución Bolivariana.

Compartimos la opinión de quienes aseguran que la reelección del Presidente Chávez contribuirá a fortalecer todavía más la tendencia integracionista latinoamericana y de los países del hemisferio sur, reanimará el desarrollo de economías alternativas al capitalismo neoliberal y vigorizará los movimientos por un orden mundial antiimperialista y de autodeterminación de los pueblos. Todos estos acontecimientos obviamente son antagónicos a los proyectos hegemónicos y de dominación del gobierno de Bush, y de ahí su interés en arruinar las elecciones en Venezuela.

Advertimos que, en su desesperación, hay sectores golpistas que vienen propiciando hechos de violencia de distinto género, con permanentes declaraciones desconociendo a las autoridades electorales, profiriendo amenazas con planes subversivos y enfrentamientos sangrientos, alimentando el odio, gritando ¡fraude!, a los cuatro vientos, y difundiendo mentiras e incitando a violentas acciones de calle, con la intención de crear un clima de zozobra permanente en la colectividad nacional. Pero, su objetivo real es crear a nivel internacional una matriz de ingobernabilidad, sembrando dudas acerca de la idoneidad del árbitro electoral, para deslegitimar la actividad comicial, y echarle la culpa al Presidente Chávez de la violencia que están preparando, y así justificar derrocarlo a como dé lugar.

Somos testigos que, al enfrentar estos ataques, el Gobierno Bolivariano emula el episodio bíblico de David y su pelea contra Goliat (I Samuel 17) –de ahí el título del II Encuentro Ecuménico-, en tanto que le toca resistir las agresiones y vencer la pretensiones de la primera potencia militar del planeta, gobernada por George W. Bush, que fabrica todo tipo de armas de destrucción masiva, y dispone de inmensos recursos para montar la campaña internacional de descrédito y violencia contra el Presidente Chávez.

Para lograr sus fines, este imperio salvaje y genocida también cuenta con aliados traidores dentro de Venezuela, que repiten las mentiras mil veces por medio de los grandes medios privados de comunicación comercial, todos ellos en manos de la oligarquía criolla; cuentan, también, con la sistemática ideologización escolar y con la manipulación religiosa, siempre apadrinadas por la jerarquía eclesiástica; y, también, con políticos resentidos, eternos servidores de los ricos, y con frecuencia contratan sicarios para matar campesinos.

3. Un llamado a nuestros compatriotas venezolanos

Buscamos alentar y alentarnos a no caer en la tentación del temor y la vacilación, cuando escuchemos las palabras amenazantes del “Goliat” moderno, que hace temblar al mundo con el rugir de sus cañones y pretende comprarnos con dinero el tesoro de nuestra soberanía. Aconsejamos que nunca perdamos el rumbo del amor, como razón de ser de todas nuestras acciones, y que no caigamos en el mismo lenguaje del odio que mueve a quienes nos adversan, porque ese día nos habrán ganado la pelea: “Mansos como palomas” (Mt.10:16).

Y, “con la astucia de las serpientes” (Mt.10:16) queremos destacar la responsabilidad que tenemos las y los ciudadanos venezolanos de no caer en las provocaciones intimidatorias y promotoras de enfrentamientos; acciones éstas que buscan hacernos aparecer ante el mundo como una sociedad sumida en la anarquía. De igual manera, hemos de estar alertas ante los hechos de violencia que están ocurriendo todos los días en el país, localizar la fuente que los origina, y desmontar el discurso que busca culpar al Gobierno Nacional de estos hechos para justificar así una intervención internacional.

Nos sumamos al pueblo para encarar la estrategia malintencionada de la oposición antidemocrática, con las armas emancipadoras del trabajo, el estudio, la conciencia política y social, la genuina espiritualidad y la organización popular. Ante la violencia, nuestra actitud deberá estar guiada por ese Dios que inspiró a David y fortaleció su brazo para defender a su pueblo. La consigna deberá ser: fortalecer nuestra conciencia de la mano de nuestro pueblo, y estudiar y prepararnos en todas las áreas del conocimiento; dar testimonio permanente de una nueva moral y ética liberadora; aprender de nuestras experiencias, y solidarizarnos con el oprimido, y desenmascarar la mentira, la demagogia y el sabotaje de donde provenga. Entre todos podemos defender y construir el bien común.

Exhortamos a asumir la propuesta de profundizar en las bases la discusión, el análisis y las acciones que conducen al diseño de una sociedad de justicia, solidaridad, desarrollo sustentable y ecológico, con igualdad de género y con sentido humanista, ese otro mundo posible, al que se le ha dado el nombre de socialismo del siglo XXI, y que para nosotras y nosotros se nutre de la espiritualidad y la ética predicada por Jesús de Nazaret.

Hacemos un llamado vehemente a los poderes del Estado para que garanticen la seguridad ciudadana y la aplicación de las leyes, con sentido de oportunidad y con eficacia, y así evitar la impunidad y la violación al estado de derecho.

Valoramos las relaciones y el trabajo ecuménico llevado a cabo entre distintas instituciones y movimientos cristianos y de otras religiones, en tanto que con la tolerancia contribuyan a enriquecer los valores de la paz, la justicia, la fraternidad y la solidaridad entre las personas y los pueblos.

Creemos que no puede haber paz, donde no reina la justicia; que no puede haber justicia, donde no impera la ética de la igualdad; y que no hay ética sustentable, que no esté soportada por una sólida espiritualidad humana. Por lo tanto, correspondería a cuantos se esfuerzan en desarrollar una sociedad distinta a la presente fundamentarla en estos valores supremos, para que pueda concretarse y permanecer.

Invitamos a nuestro pueblo a luchar, no sólo por la transformación de las condiciones económicas y sociales del país, sino con mucho más ímpetu, por su transformación moral y espiritual, rescatando los valores de desprendimiento habituales en nuestro pueblo más sencillo, que los ha preservado durante siglos. La felicidad no puede estar en hábitos de consumo, modas y conductas propias de la ética del capitalismo, como lo son el individualismo, los prejuicios de clase y el amor enfermizo por las riquezas y las apariencias, que constituyen un germen para las distintas manifestaciones y origen de la violencia, y han destrozado los principios y valores de la vida sencilla que habíamos heredado de nuestros ancestros.

Finalmente, elevamos nuestras plegarias al Señor de la historia y de los pueblos para que traiga la paz con justicia, la justicia con dignidad y valentía, y la dignidad, con la humildad del pueblo de Venezuela.

En Caracas, el 14 de Noviembre de 2006

 

 

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