5354 VII FORO MESOAMERICANO DE LOS PUEBLOS

20080807 18:10:00 redazione-IT

La diversidad de las resistencias y las alternativas en el centro de América.
Gerardo Cerdas Vega*

¿Qué es Mesoamérica?
Centroamérica fue foco de la prensa y la opinión pública mundial durante los años ochenta, por causa del conflicto armado que se desarrollaba en El Salvador, Nicaragua, Guatemala y Honduras (incluso también, aunque de forma marginal, en territorio de Costa Rica), conflicto caracterizado por revoluciones populares armadas y una estrategia de contrainsurgencia brutalmente diseñada y aplicada por las agencias y ejército norteamericano, así como por las fuerzas armadas en cada uno de los países, baluarte de los intereses de las oligarquías de la región.

Pero antes y después de esa década conflictiva, y tras los acuerdos de paz firmados en El Salvador y Guatemala, así como por los presidentes de todos los países durante el proceso de Esquipulas, la región volvió a caer en el olvido y fue como si, nuevamente, desapareciera para el resto no solo del mundo sino de América Latina y el Caribe. Durante los años noventa, cuando tras la pacificación sobrevino la violenta implementación de las reformas neoliberales, Centroamérica ya no fue más motivo de debates y solidaridad1 y las élites económicas aplicaron las reformas en cuestión, con una facilidad que hubiera sido impensable solo unos años atrás.

Menos conocida es la noción de Mesoamérica, pues desde la Independencia de España las élites que gobernaban las provincias del reino, que hoy son países, alentaron un proyecto fragmentador de un territorio con profundas raíces comunes; en efecto, lo que hoy llamamos Mesoamérica es una gran franja de terreno que incluye el centro, occidente y sureste de México, toda Centroamérica y llega, para efectos de lo que aquí desarrollaremos, hasta Panamá2.

En esta tierra florecieron diversas culturas prehispánicas (Mayas, Olmecas, Aztecas, entre las más grandes y conocidas); es preciso aclarar, eso sí, que entre lo que hoy llamamos Mesoamérica y la región históricamente así designada, hay diferencias en cuanto a su extensión geográfica. El mapa que vemos abajo abarca parte considerable de México, El Salvador, Guatemala, parte Honduras y de Nicaragua y parte de Costa Rica.

No obstante, para efectos nuestros (de nuestros movimientos sociales), es claro que los vínculos culturales, políticos y geográficos que unen a nuestros pueblos permiten comprender a toda esta región, hoy por hoy, bajo ese nombre, ampliando lo que los historiadores han incluido tradicionalmente allí. Esto no desmedra el concepto y consideramos que por el contrario lo enriquece considerablemente.

La Mesoamérica prehispánica

Entonces, lo que llamamos Mesoamérica es hoy una región integrada por ocho países: México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Todos ellos tienen rasgos culturales e históricos compartidos desde antes y después de la conquista española. Asimismo, se trata de una región que padece los niveles de inequidad e injusticia más acentuados quizá de todo el continente americano, con algunas excepciones, pues millones de personas sobreviven en la más absoluta miseria, sin trabajo digno, sin servicios públicos, sin acceso a la tierra y a los recursos productivos, sin derechos políticos, violentados desde arriba a cada momento.

Pero también, como se dijo, ha sido una región donde los pueblos han luchado y han librado incluso vibrantes procesos revolucionarios (Nicaragua, El Salvador, Guatemala), indicativos de que la raigambre de la lucha social tiene larga data y todo un contexto histórico que debemos conocer mejor.

Después de la decepción y desorientación general de inicios de los noventa, es de Mesoamérica, precisamente en Chiapas, de donde sale el grito zapatista de que aquí seguimos y aquí luchamos… y en este marco debemos ubicar el Foro Mesoamericano de los Pueblos como parte del devenir histórico de las luchas y no como un evento aislado.

El Foro Mesoamericano de los Pueblos

La entronización del neoliberalismo en el mundo ha traído para Mesoamérica en su conjunto una grave ofensiva que se expresa, fundamentalmente, como apropiación de los recursos naturales abundantes que la misma posee. El Plan Puebla Panamá, lanzado a finales de los noventa como iniciativa del gobierno mexicano (pero en realidad sustentada por los organismos financieros internacionales y por las grandes corporaciones estadounidenses), ha facilitado el saqueo a que son sometidos nuestros pueblos. Esta iniciativa, hoy rebautizada “Proyecto Mesoamérica”, comprende el desarrollo de megaproyectos tales como represas hidroeléctricas, interconexión eléctrica, puertos y autopistas para facilitar el comercio y las grandes inversiones realizadas bajo los Tratados de Libre Comercio. Las comunidades indígenas y campesinas y los casi 50 millones de habitantes de estas tierras son los principales perjudicados. La minería a cielo abierto, la biopiratería, la apropiación y privatización del agua y los recursos energéticos, así como todos los proyectos orquestados contra los pueblos, son defendidos por los ejércitos y cuerpos policiales que actúan contra las comunidades y movimientos organizados en defensa de los bienes comunes.

En este contexto, desde el año 2000 se comenzó a realizar el Foro Mesoamericano de los Pueblos. Su primera convocatoria fue ese mismo año en Tapachula, México; para el año 2001 volvió a celebrarse en Xelajú, Guatemala, y desde entonces se han sucedido varios Foros en los diferentes países de la región: Nicaragua (2003), Honduras (2004), El Salvador (2005), Costa Rica (2006) y el último de ellos, en su VII convocatoria, celebrada nuevamente en Nicaragua hace pocas semanas (del 14 al 16 de julio de 2008).

El Foro Mesoamericano de los Pueblos ha servido como espacio para el encuentro, el debate, el análisis y el diseño de planes de acción concertados entre los movimientos sociales de los distintos países. Actualmente, la diversidad del Foro se expresa en la pluralidad de mesas temáticas y sectoriales que se desarrollan durante el evento y que son un reflejo de las luchas que empujan los pueblos de toda la región.

Este VII Foro Mesoamericano ha dejado un saldo muy positivo; desde la última convocatoria en diciembre de 2006, muchas cosas han sucedido: se ha agudizado la ofensiva del gran capital en todos los países, la militarización y criminalización de los movimientos sociales arrecian se profundizan bajo el alero de la “guerra contra el terrorismo”, continúan la crisis en el campo y la privatización de servicios públicos y bienes comunes como el agua… entre otras cosas. Pero también hemos vivido una movilización creciente de parte de las comunidades y movimientos sociales, que cada vez asumen con mayor protagonismo la defensa de sus derechos humanos, culturales, económicos y sociales frente a la voracidad del gran capital.

De eso da fehaciente muestra el VII Foro Mesoamericano de los Pueblos: más de 20 mesas sectoriales (mujeres, indígenas, jóvenes, sindical, ecuménica, migraciones, diversidad sexual, campesina, entre otras), así como mesas multisectoriales donde se abordaron temas centrales de la agenda común como los impactos del libre comercio, la militarización y criminalización de los movimientos sociales, soberanía alimentaria y crisis energética, son solo algunas de las facetas de esta realidad compleja en que vivimos y actuamos los movimientos sociales de la región.

El VII Foro Mesoamericano de los Pueblos ha permitido que recarguemos las baterías en nuestras luchas comunes. El énfasis puesto sobre el carácter compartido de las amenazas que enfrentamos, pues el enemigo o los enemigos son siempre los mismos (gobiernos, transnacionales y, siempre, los Estados Unidos), permiten que comprendamos que solo una verdadera articulación de nuestras luchas nos permitirá enfrentar con éxito la causa por una Mesoamérica y un mundo diferentes, donde la prioridad sea el desarrollo económico social con justicia y respeto a la diversidad, en un nuevo paradigma de relación entre los seres humanos y la naturaleza.

Todas estas demandas y luchas han sido recogidas en la Declaración Política del VII Foro Mesoamericano de los Pueblos, que expresa la diversidad de luchas y alternativas que bullen en los pueblos de nuestra región; mientras que los grandes dueños del poder se jactan de que ya todo está hecho y que su proyecto de muerte avanza sin contrapesos, los pueblos luchan y se llenan de dignidad cotidiana en la defensa de la vida.

Porque sin temores podemos decir que al igual que en otras partes del mundo, no solo enfrentamos una lucha cuya contradicción central es la de capital/trabajo, sino que estamos en un escenario donde a lo anterior se suma la contradicción muerte/vida: la defensa de los bosques, de los ríos y la megadiverdisidad biológica de la región, la lucha por reforma agraria integral, por el respeto a la diversidad sexual y a la diversidad de credos, la lucha por condiciones de vida y de trabajo dignos para toda la población, trascienden los marcos tradicionales de la lucha obrera (a la cual integran) y se insertan en una batalla ética e ideológica, de paradigmas civilizatorios, pues lo que está en juego no es solo si podemos vivir bien o mal sino, simplemente, si podremos sobrevivir de continuar las actuales tendencias depredadoras de la vida que representa el capitalismo.

En lo que queda del 2008 nuestra región será escenario de nuevos encuentros de los movimientos sociales: entre el 3 y el 5 de octubre, el II Encuentro Hemisférico contra la Militarización, en Honduras; y entre el 7 y el 12 de octubre, en Guatemala, el III Foro Social de las Américas. Asimismo, muchos otros eventos nacionales o binacionales marcan la agenda de las organizaciones que luchan contra la injusticia todos los días, sin descanso, pues sin descanso son acosados por quienes les quieren arrebatar su tierra, su dignidad y su vida misma.

Es de esperar que en este camino de construcción de alternativas el Foro Mesoamericano de los Pueblos siga siendo provechoso al objetivo último de consolidar un movimiento social de alcance regional, que pueda proponer nuevos caminos y horizontes en una región cansada del ultraje, la explotación y la violencia seculares que han marcado la vida de tantas y tantas generaciones de excluidos y desposeídos pero que ahora se levantan y gritan al unísono: ¡Viva Mesoamérica unida! ¡Otra Mesoamérica y otro Mundo son Posibles! + (PE)

1 Aunque muchas agencias de cooperación, en especial europeas, mantuvieron sus programas en la región, habría que analizar con mayor detalle el papel y los objetivos que las mismas cumplían. Me refiero más que todo al hecho de que los mismos movimientos sociales perdieron de vista lo que pasaba en Centroamérica y lo grave de que las reformas neoliberales se implementaran sin prácticamente ningún contrapeso social, salvo el caso de Costa Rica, donde el hecho de no haber vivido directamente la guerra permitió que los sectores sociales pudieran defender las conquistas institucionales alcanzadas en décadas anteriores, en especial tras la guerra civil de 1948.

2 Aunque es difícil y hasta arbitrario establecer límites a las zonas de influencia cultural, suele considerarse que Panamá no forma parte, históricamente, de Mesoamérica. El territorio panameño actual tuvo un desarrollo sociocultural específico y en buena medida fue también tributario de diversas culturas del sur del continente; además fue parte de Colombia hasta 1903. No obstante, tras la creación de la República de Panamá entre 1903 y 1904, este país se hermana, en su realidad y en las luchas de sus movimientos sociales, mucho más con Centroamérica que con el Cono Sur. El hecho de que Panamá sea considerado hoy día como parte del Foro Mesoamericano de los Pueblos es un signo de madurez histórica de nuestros movimientos sociales.
*Coordinador Grito de los Excluidos Mesoamericano AGENCIA DE NOTICIAS PRENSA ECUMENICA

Webs recomendadas:
http://www.noalamina.org/ http://www.noalapapelera.com.ar/portal/

 

 

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EmiNews 2008

 

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