5896 Guerra de la Triple Alianza: ¿conflicto internacional o guerra civil sudamericana?

20081027 11:21:00 redazione-IT

Boletín quincenal Nº 99 – Hasta hace poco, la historia oficial mostraba a la guerra de la Triple Alianza como un conflicto que definía la frontera norte del Estado nacional entre 1865 y 1870. Otra opción es verlo como el episodio final de los enfrentamientos entre unitarios y federales a escala sudamericana.

Mientras Argentina construía un modelo de capitalismo dependiente y de país semicolonial, en 1862 Paraguay exportaba yerba y tabaco al sur del continente y madera a Europa. La tierra era pública en su mayoría, el comercio exterior era monopolio del Estado y no había deuda externa. El superávit comercial financiaba el ferrocarril, el telégrafo y una importante flota mercante con la que se estudiaba crear líneas de vapor que unirían Asunción con Londres a través de Bs. As., Montevideo y Río de Janeiro.

El Estado regulaba el aporte de la técnica y el saber europeos, que contribuían a la creación de fábricas de papel, fundiciones de hierro para construir armas e instrumentos agrícolas. Ahogado por la expansión del imperio esclavista de Brasil al norte, y por el bloqueo comercial de Buenos Aires al sur, a Paraguay no le quedaba otra alternativa que el vínculo con el mercado mundial como estrategia de desarrollo. Esto explica las alianzas con el federalismo correntino o uruguayo del mariscal Francisco Solano López, presidente de Paraguay entre 1862 y 1869. La intervención fuera de las fronteras del país era una política defensiva, que trababa el expansionismo porteño y brasileño al mismo tiempo: si Uruguay perdía su carácter de “estado tapón” y era repartido entre Brasil y Argentina, Paraguay perdía la posibilidad de un libre acceso al Río de la Plata. Una vez caído Rosas en 1852 y sus intentos de “coexistencia pacífica” regulando el comercio europeo, sólo quedaba el Paraguay de Solano López como un freno a la hegemonía británica.

Inglaterra deseaba convertir al Paraguay en un productor neto de materias primas, interesado en el tanino del quebracho colorado para curtir pieles, pero el gobierno les ofrecía artículos manufacturados. ¿Cómo se desencadena el conflicto? Mientras el imperio francés invadía México en 1867 e inventaba el término “Latinoamerica” para justificar su expansión colonial merced a una artificial unidad cultural, en el sur el oriental Venancio Flores se ponía de acuerdo con Mitre para desestabilizar el gobierno federal en Uruguay, una vez concluida la campaña militar contra el Chacho Peñaloza en La Rioja. Brasil se suma a la ofensiva cuando considera que sus intereses comerciales son amenazados por la guerra civil, aliándose con los colorados de Flores y dando origen a la Triple Alianza, mientras su flota bombardea la ciudad de Paysandú y la reduce a escombros.

La causa profunda del expansionismo brasileño era la necesidad de instalar un gobierno amigo en Uruguay para abrir la frontera a los ganaderos de Río Grande, bloqueando y atacando al Paraguay, con el fin de conseguir una vía alternativa a las comunicaciones entre el Mato Grosso y Río de Janeiro. La Argentina pretendía el control de la cuenca del Plata y la posibilidad de participar en el reparto del botín con Brasil, eliminando los últimos bastiones de resistencia federalista. Si la simpatía de la oligarquía porteña estaba con Brasil, los pueblos del interior apoyaron al Paraguay y a los “blancos” o federales uruguayos. Usando una frase de Lenin, muchos soldados argentinos “votaron con los pies”, haciendo un acto político de la deserción y la oposición al reclutamiento forzoso. En Catamarca, el gobernador ordenó fabricar a una herrería 200 pares de grillos para enviar “voluntarios” al ejército nacional, que marchaban encadenados.

Uno de los soldados desertores era el correntino Carlos Mamerto Gil Nuñez, degollado años después según la leyenda por oponerse a derramar sangre de hermanos debido al trauma de la guerra. Así nacía el mito del Gauchito Gil. Argentina autorizó la navegación brasileña por el Paraná, pero rechaza el pedido de Solano López para permitir el paso de las tropas guaraníes, provocación que motivó la ocupación paraguaya de Corrientes, ya que Solano López esperaba el apoyo del interior y de Urquiza para marchar juntos contra Buenos Aires y resistir a Brasil. Pero el político y terrateniente entrerriano ya estaba domesticado, y la mayoría de los caudillos habían sido exterminados por Mitre.

Un campamento entero de se sublevó sin embargo al mando de Ricardo López Jordán, que escribió a Urquiza: “Usted nos llama a combatir al Paraguay. Nunca general, ese pueblo es nuestro. Llámenos para pelear a porteños y brasileños. Estamos pronto. Esos son nuestros enemigos”. A pesar de que el presidente Mitre afirmaba triunfal: “en 24 hs. en los cuarteles, en quince días en campaña, en 3 meses en Asunción”, el conflicto duraría cinco años, y en 1866 las fuerzas argentino-brasileñas sufrirían un desastre en Curupaytí. En Salta la derrota de la Triple Alianza se festejó públicamente, y en Catamarca se rebelaron las montoneras de Felipe Varela, llevando la divisa “Defensores de la Unión Americana”.

Así el gobierno nacional debió movilizar 5000 hombres del frente paraguayo para aplastar la rebelión y obligar al destierro del caudillo en Chile. La guerra era sumamente impopular tanto en Argentina como en Brasil. Tras cuatro años de enfrentamientos, en 1869 las tropas brasileñas saquearon Asunción, Solano López huyó al Chaco paraguayo para hacer guerra de guerrillas hasta que es emboscado en Cerro Corá, asesinado a tiros y golpes de lanza. El resultado de la guerra fue un genocidio: los últimos resistentes de Asunción fueron niños de diez a trece años, que se pintaron bigote y barba para parecer soldados adultos.

Al comenzar la guerra, Paraguay tenía 1.500.000 habitantes, pero al terminar quedaban 250.000 mujeres, ancianos y niños. El país se convirtió en una colonia productora de materias primas reconstruida mediante préstamos de Gran Bretaña, y la mayor parte de sus tierras fueron repartidas entre terratenientes argentinos, brasileños e ingleses. Misiones fue incluida dentro de la frontera nacional, y el Alto Paraná quedó en manos de Brasil. La guerra de la Triple Alianza cobra así sentido como una guerra civil sudamericana en el contexto de expansión comercial de la Europa colonialista, pero también es un prólogo: el imperialismo como etapa del capitalismo que se abre desde 1873, multiplicaría los conflictos limítrofes entre americanos por la disputa de recursos exportables, como la guerra entre Chile y la Confederación peruano-boliviana por el salitre (1879 – 1883), o la guerra del Chaco boreal entre Bolivia y Paraguay (1932 – 35). Pero esa ya es otra historia.

Fuentes:
Jorge Abelardo Ramos, Revolución y contrarrevolución en la Argentina.
José María Rosa, La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas.

http://www.prensadefrente.org/

 

 

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EmiNews 2008

 

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