6037 Barack Obama: De candidato presidencial a presidente

20081111 11:44:00 redazione-IT

Carmelo Álvarez

El triunfo arrollador de Barack Obama lo coloca en una posición ventajosa a la hora de comenzar la transición hacia la asunción del cargo en enero del 2009. Pero ese período está lleno de importantes decisiones. La principal decisión es la conformación de su gabinete. Ese proceso siempre es delicado y lleno de múltiples negociaciones y hasta componendas. Cada sector que ayudó al triunfo quiere una tajada del pastel.

El sector más importante, y problemático, es el liderado por Bill Clinton (¡noten que no incluyo a Hillary!). El que preside ese sector es Bill Clinton. Cuando Hillary perdió las primarias es obvio que el jefe del clan fuera llamado a conversar. Esto lo confirman amigos muy allegados a los Clinton y miembros del grupo de Obama. Hubo negociaciones serias para que Bill Clinton endosara y se uniera nacionalmente al esfuerzo de elegir a Obama presidente. Solo se necesita observar lo que pasó en la Florida y lo crucial que fue la presencia de Bill Clinton para ganar ese estado. Algo parecido pasó con Al Gore, pero él estaba en una posición más flexible y con menos presión política. Bill Clinton sigue siendo un factor decisivo en el partido Demócrata.

Así las cosas, ya comenzamos a ver los posibles nombramientos para posiciones en el gabinete presidencial y la tendencia es clara: ¡Allegados a Clinton dominan en la lista! Se acaba de nombrar a Rahm Emanuel, congresista por Illinois, amigo de Obama y colaborador de Bill Clinton como “Chief of Staff” de la Casa Blanca, el equivalente al secretario de gobierno o de la presidencia en otros países. El otro grupo que hace presión: Los liberales como Ted Kennedy, relevado por sus sobrinos Carolina y Robert Kennedy, Jr. que endosaron a Obama desde muy temprano. Es posible que ambos ocupen puestos importantes en la administración Obama. A Carolina la mencionan para ser embajadora en la ONU y a Robert para la secretaría del Interior. Muy cercana a este grupo está la actual presidenta del Congreso, Nancy Pelosi. Ella es muy poderosa en el partido y por ende en el Congreso, con una agenda liberal. Obama necesita desde muy temprano negociar con ella y el portavoz de la mayoría en el Senado, Harry Reid, si va a promover legislación que avance lo que prometió en la campaña electoral. Debo sospechar que Obama gobernará más hacia el centro que hacia el centro-izquierda liberal en el partido. Esas categorías son más del ambiente norteamericano pues para el resto del mundo, y particularmente Latinoamérica, las lecturas son distintas. A veces las diferencias son de estilo y de grado más que de contenido ideológico. Acá ganaron las palomas frente a los halcones. Los que quieren una estrategia guerrerista-militarista, y los que quieren una estrategia pacificadora-negociadora. Eso también va a perfilar la política exterior.

La economía va a ser prioritaria, y curiosamente todos los nombres que se mencionan para la Secretaría de Hacienda o son allegados a Clinton o republicanos moderados. Las presiones son muy fuertes en este ámbito. Las soluciones aquí son urgentes. La gente está urgida de cambios favorables en su situación económica acotidiana.

En el plano de la política exterior habrá una persona de centro en la secretaría de estado, obviamente será una de las palomas (Bill Richardson, John Kerry). Colin Powell pudo ser un candidato fuerte a ese cargo (afro americano, militar, engañado supuestamente por Bush), pero la guerra de Irak lo dejó maltrecho. ¡Pero nótese que los dos nombres mencionados son de los Clinton (Richardson) y de los Kennedy (Kerry)! Es posible que Obama les haga una concesión a los republicanos en la secretaría de la Defensa (clave para retirarse de Irak y complejo para reforzar Afganistán). Se menciona a Chuck Hagel, republicano moderado que se retira del Senado, y quien se opuso a George Bush en relación con la guerra en Irak.

Europa volverá a ser tratada como lo hizo Clinton: búsqueda de balance, defensa de los intereses norteamericanos, diplomacia y seguridad como ejes de un proceso dialógico, insistencia de la necesidad de que la OTAN siga fuerte y el apoyo a una nueva estrategia contra El Al-Queda, particularmente en Afganistán y la frontera paquistaní. Con España se hace necesaria una reconciliación. Rodríguez Zapatero es social-demócrata y el partido Demócrata de Estados Unidos tiene muy buenas relaciones con ellos. Los partidos conservadores del todo el mundo, en general, no solo los europeos, bajarán su perfil en la administración Obama.

Hay que esperar quien será el secretario de estado para perfilar cómo se conducirá la política de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe. La administración deja una situación compleja con una agresividad notable y su estrategia de apoyar incondicionalmente a Colombia, y el trato a los países más grandes. La ambigüedad con México ha sido clave en esto, las dos administraciones de Fox y Calderón la alimentaron, y obviamente los demócratas tendrán que ajustar su enfoque. El tema migratorio volverá al tapete muy pronto en la relación entre los dos países. A ello se añade lo financiero como tema crucial. Esos dos temas están íntimamente relacionados en el contexto del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, a este último le ha tocado la peor parte. El tratado es muy asimétrico. Y selectivo.

Por otro lado, Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador, deben esperar un mejor trato de parte de la administración Obama. Lo propio debe suceder en el Caribe y Centroamérica. Lo menos que deben esperar es un clima de distensión y diálogo. Brasil es un país clave con una mejor relación con la administración Bush que los demás, y me imagino que aguarda un trato todavía mejor, particularmente en el área energética, con la nueva administración.

Cuba volvería al trato que le dio la administración Clinton. Habrá un desbloqueo parcial y se permitirán de nuevo los viajes controlados con visas autorizadas por la secretaría del Tesoro. Un número significativo de cubanos-americanos le dieron el voto a Obama. Muchas de esas familias quieren honestamente la apertura para ayudar a sus familiares. Un número importante de empresarios norteamericanos están deseosos por negociar con Cuba hace tiempo. Es posible que Obama se vea con Raúl Castro, pero no en La Habana ni en Washington. Tendrán que ir a un terreno neutral como la ONU o un tercer país dispuesto a que se de el encuentro. Dudo que Felipe Calderón ofrezca el espacio para ese encuentro en México.

Una palabra sobe el tema religioso. El clima ha de cambiar significativamente en la Casa Blanca con esta administración. Obama es un creyente protestante miembro de una iglesia histórica liberal, La Iglesia Unida de Cristo. Los demócratas han sido siempre selectivos en esta área. Ellos tienen el esquema liberal de la religión privada y la vida pública. No obstante, darán un buen trato a ciertos sectores evangélicos moderados. Pero no habrá la política de puertas abiertas de Bush y Cheney ni la visibilidad confesional y devocional evangélica del estilo Bush. Barack Obama de cualquier manera es un creyente más reflexivo que lee teología seria y no fanatiza esos temas. Los ve desde la óptica de un estado laico pluralista que se relaciona intentando la igualdad religiosa en su reconocimiento de cada grupo religioso. Además, ve la pluralidad cultural y racial bajo el prisma de su propia trayectoria: Obama tal vez diría: He llegado a la cima, otros y otras pavimentaron el camino, aunque yo soy una nueva generación estoy en deuda con ellos. Pero yo sigo siendo Afro americano, Y no se me debe olvidar. Una lectura de sus libros corrobora esta afirmación. En el fondo Barack Obama será un presidente moderado-liberal que ya ha hecho historia, y quiere seguirla haciendo. Por el momento le aguarda un período de transición que será muy breve. La administración Bush está fundida y deseosa de irse. Bush quiere ir al riachuelo que tiene en Crawford, Tejas. Cheney debe cuidarese el corazón. Los Estados Unidos se merecen un descanso de esta crisis heredada en busca de soluciones a problemas complejos, estructurales y sistémicos, la mayoría de ellos. Hay que ver cuántos podrá resolver la administración Obama, y si tendrá la voluntad de hacerlo. El ambiente aquí es bueno para los cambios. El nuevo ambiente que se abre en el mundo puede ser beneficioso. Pero aquí hay intereses muy poderosos que no aceptan cambios tan fácilmente.

Imágen: http://elmonasterio.org/escritos/wp-content/uploads/2006/06/whitehouse-washington-

 

 

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EmiNews 2008

 

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