1705 VENEZUELA/MERCOSUR: IL DISCORSO DI KIRCHNER A CARACAS

20060708 16:31:00 webmaster

Il 4 Luglio 2006 i Presidenti Lula da Silva del Brasile, Nestor Kirchner dell’Argentina, Tabarè Vasquez. dell’Uruguay, Nicanor Duarte del Paraguay, Hugo Chàvez del Venezuela e, con la presenza di Evo Morales della Bolivia, hanno firmato a Caracas l’accordo definitivo per l’ingresso del Venezuela al Mercosur.

Il giorno dopo, Kirchner ha partecipto alle iniziative in commemorazione dell’indipendenza venezuelana.
Il testo del discorso di Kirchner.

IL DISCORSO DEL PRESIDENTE ARGENTINO KIRCHNER

Señor Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, querido amigo Hugo Chávez; señor Presidente de la República de Bolivia, querido amigo Evo Morales; señores Presidente y Vicepresidentes de la Cámara Legislativa de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela; señores Legisladores del Mercosur; autoridades, amigos y amigas: Agradezco profundamente al señor Presidente, don Nicolás Maduro Moros, el honor con que me ha distinguido al invitarme para ser el Orador de Orden de esta Sesión Especial de la honorable Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela para conmemorar el 195º Aniversario de la Independencia. Quiero aprovechar tan grata ocasión para transmitirles, en nombre del pueblo y Gobierno argentinos, un saludo fraterno y el testimonio de los resultados de una relación bilateral que se fortalece día a día y que nos llena de orgullo por su impacto concreto en el bienestar de nuestros compatriotas. Nuestros libertadores, San Martín y Bolívar, tenían un objetivo común, el cual era asegurar el éxito de la emancipación de nuestra patria grande. “Divididos seremos esclavos, unidos estoy seguro que los batiremos”, sostenía San Martín. “Una debe ser la patria de todos los americanos”, dijo Simón Bolívar. Allí nacieron nuestras coincidencias. Pero, además de las coincidencias históricas y culturales que siempre han acercado a Venezuela y a Argentina, compartimos hoy en el concierto latinoamericano la convicción de que nuestra región no puede seguir caracterizándose como un conjunto de países potencialmente ricos con pueblos pobres. Las recetas que aplicaban en la última década dieron como resultado que en el período 1990-2003 la tasa de crecimiento de América Latina fue apenas del 2,6%, menos de la mitad que durante el período 1950-1980. Este crecimiento lento e inestable se tradujo en mercados laborales débiles con un marcado aumento de la informalidad, creciendo brechas entre los ingresos, entre los trabajadores calificados y no calificados y tasas de pobreza superiores a la década del 80, pero al mismo tiempo América Latina se ha transformado en el área que alberga los mayores niveles de desigualdad en el mundo, incumpliéndose en su territorio derechos sociales básicos. Por eso nuestra meta es erradicar la pobreza, lograr un crecimiento económico sostenido y promover un desarrollo sustentable, al tiempo que debemos avanzar hacia sistemas económicos nacionales y mundiales, basados en los principios de justicia, equidad, democracia, respeto por los derechos humanos, participación, responsabilidad, transparencia e inclusión social. Tenemos así la visión integral e inclusiva del desarrollo, un desarrollo que comprende el estado de derecho, el cuidado del ambiente, la educación, la salud, la producción y el trabajo decente. Así lo hemos entendido y en ese sentido Argentina y Venezuela, Venezuela y Argentina, guían su relación bilateral y su integración regional. En todo este tiempo que he tenido la responsabilidad de gobernar, no puedo dejar de reconocer en cada oportunidad en la que me encuentro con un venezolano, la solidaridad emotiva y concreta que la Argentina recibió en el momento peor que le tocaba atravesar, en una de sus mayores crisis institucionales, sociales y económicas, siempre la mano solidaria del Gobierno y del pueblo venezolano. La generosidad y la confianza del Gobierno venezolano, demostrada en la compra de bonos argentinos, nos ayudó para poder subir algunos escalones del infierno en el cual todavía estamos. En este sentido, en la cooperación ha guiado los proyectos técnicos bilaterales en materia de salud, desarrollo social, agricultura, deportes, ciencia, tecnología, que estamos encarando así, en forma conjunta, como acciones conjuntas respecto a terceros países hermanos. Quiero destacar que Argentina y Venezuela realizan intercambios esencialmente productivos, generadores de empleo y valor agregado. Nuestra petrolera, nuestro país colabora con la colosal industria petrolera venezolana. Y dije nuestra petrolera porque es la petrolera latinoamericana que ha sido absolutamente solidaria con el pueblo argentino en momentos muy difíciles cuando empezábamos la gestión. Y la petrolera venezolana, PDVSA, la petrolera del pueblo venezolano hoy, nos ayudó y nos ayuda permanentemente a seguir superando con mucha fuerza todos los problemas que podamos tener en materia energética, que han permitido consolidar el crecimiento argentino. Por eso, hermanos y hermanas, legisladores venezolanos, quiero agradecer profundamente este gesto de ustedes y del querido pueblo venezolano y, por supuesto, de mi querido amigo, el señor Presidente. Al mismo tiempo que recibimos dicha colaboración, tratamos de proveer de maquinarias agrícolas, de elementos técnicos y de investigación, para que el proceso venezolano de reconversión económica pueda seguir avanzando para consolidar la construcción que está llevando adelante el señor Presidente de Venezuela, que es un país con independencia económica, con autodeterminación y con posibilidades de consolidar la producción, y realmente está haciendo un excelente trabajo, en lo cual la Argentina va a seguir colaborando y trabajando permanentemente en todo aquello que sea necesario: ascensores, tecnología nuclear para usos médicos, servicios centrales para electricidad y grúas. Así, en múltiples caminos que llevan a consolidar el intercambio productivo, estamos dando y generando un verdadero ejemplo para la construcción de la Patria grande que soñaron San Martín y Bolívar. Cada visita del Presidente Hugo Chávez a mi país, y las mías a esta querida Venezuela, implican avances concretos de nuestra integración productiva que, lejos de las declaraciones grandilocuentes, resuelven aspectos esenciales para nuestro desarrollo. Este valioso intercambio bilateral, la mutua amistad que nos caracteriza, se potencia al desenvolvimiento en el marco de la integración latinoamericana. El proyecto de integración energética, que busca abastecer a la región en su camino de industrialización, tiene en Venezuela uno de sus puntales; éste y otros proyectos igualmente estratégicos, como los relativos a la infraestructura vial, recogen el viejo apotegma de resolver con recursos propios las necesidades propias, y esto es válido en todos los campos. Esta vocación integracionista de nuestros países se ve plasmada con fuerza en la incorporación, en el día de ayer, como miembro pleno del Mercosur, de la República Bolivariana de Venezuela. Sueño compartido con los presidentes del Mercosur; con el Presidente Lula y con el Presidente Hugo Chávez, de lograr esta incorporación que ayer se logró y que consideramos que es un verdadero punto de inflexión y que genera una consolidación de la región, que nos permite visualizar que cada vez es más cierto que la Patria grande, la integración latinoamericana, es absolutamente posible. Para nosotros resulta un honor que esta circunstancia se produzca bajo la Presidencia Pro Tempore que me toca ejercer en el Mercosur, en forma transitoria y coyuntural; pero les quiero decir, hermanas y hermanos venezolanos, que será algo que llevaré grabado en la historia de mi vida, que durante mi gestión como Presidente Pro Tempore de Mercosur pudimos lograr la integración de Venezuela al mismo. Creo que son pasos trascendentes y siempre digo que de la tarea de la función pública, lo que uno se lleva es este tipo de resultados que son los más importantes porque van marcando la historia. La significación y potencia que adquiere el Mercosur, sumando Venezuela, Brasil, Paraguay, Uruguay y la Argentina, constituye sin duda alguna una importante contribución al proceso de integración regional, otorgándole los mismos derechos y obligaciones que tienen hoy los Estados Parte firmantes del Tratado de Asunción. La adhesión a dicho documento fundacional no sólo la transformará en un motor esencial del proceso económico, sino que al adherir a los protocolos que forman parte del Tratado de Asunción, se incorpora plenamente al proceso político del mismo. Es que el Mercosur es mucho más que un magnífico bloque económico que busca perfeccionar la libre circulación de bienes, atenuar las asimetrías y promover la convergencia estructural; es también un instrumento político y social en que democracia, paz y derechos humanos son principios básicos y realidades concretas a sostener por los países miembros. El Protocolo de Usuahia, sobre compromisos democráticos, conocido como Cláusula Democrática del Mercosur, se constituye en un instrumento preventivo y punitorio ante eventuales rupturas del orden democrático. La Declaración de Usuahia, que fija el bloque como zona de paz, nos compromete a evitar carreras armamentistas u opciones violentas de resolución de conflictos, así como a apoyar en los foros multilaterales en los que participamos, el respeto por los acuerdos internacionales orientados a promover el uso pacífico de la energía nuclear y la no proliferación en todos sus aspectos. Por otra parte, el reciente Protocolo de Asunción sobre compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos del Mercosur, con un mecanismo equivalente al de la causa democrática, avanza en un aspecto fundamental y emblemático para los países que como el nuestro han sufrido la terrible experiencia del terrorismo de Estado. Como ustedes saben, para la Argentina, democracia y derechos humanos constituyen las dos caras de una misma moneda, por lo que mi país promueve en forma vehemente su vigencia y respeto de acuerdo al derecho internacional y a través de los organismos multilaterales. No quiero olvidar en este breve mensaje, al reiterar el agradecimiento de todos los argentinos por el permanente apoyo de Venezuela a nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. (Los asistentes al acto corean: “¡Malvinas, argentinas!, ¡Malvinas, argentinas!, ¡Malvinas, argentinas!”) Muchas gracias, gestos como éstos nos hermanan aún más y nos motivan a redoblar nuestros esfuerzos de construir una América Latina más libre y soberana. La proximidad de los bicentenarios de nuestras independencias es el marco ideal para lograr esa libertad y soberanía, retaceadas por décadas y que nuestros próceres soñaron. Hoy podemos demostrar nuestra lealtad a esos ideales haciéndolos realidad sobre la base de la integración y solidaridad de nuestros pueblos. Soplan fuertes vientos de cambio en América Latina y en este verdadero final de época, nos encuentra a venezolanos y argentinos fuertemente unidos una vez más. La consolidación de la democracia, que debemos cuidar y defender, ha hecho surgir nuevos liderazgos, ha establecido nuevas agendas y se han obtenido en distintos países resultados esperanzadores para nuestros pueblos como el que vivimos recientemente del amigo y compañero Presidente de Bolivia, Evo Morales. Los que quieren frenar la historia comprometiendo los procesos en curso que les hacen perder beneficios y privilegios, acuden a anacrónicos y desgastados conceptos para tratar de echar sombra sobre luz; intentan clasificar en categorías divisorias a nuestros países y a los dirigentes de distintas latitudes entre, supuestamente, gobiernos que ejercen el populismo y quienes no. Desde el Parlamento de Caracas, desde el Parlamento de la República Bolivariana de Venezuela al mundo entero, nuestros gobiernos no hacen ejercicio ni de la demagogia ni del populismo. Queremos ser gobiernos que sí representemos los intereses nacionales y populares que reivindiquen definitivamente la dignidad de nuestros pueblos. Es un momento de mucha fortaleza histórica, de un alto nivel de conciencia. Yo lo decía, y fui acompañado por el Presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, en estos conceptos: que hay que terminar con la capitis diminutio que se quiere construir sobre los procesos que se están desarrollando en América Latina, que nosotros tenemos varias obligaciones con nuestros pueblos; pero a quienes nos toca gobernar en este tiempo de la historia, no sólo pasa por llegar al gobierno con ideas nacionales, populares y progresistas, si no tenemos que tener el coraje y la valentía de ejercer y tomar las decisiones nacionales y progresistas, ejerciendo el gobierno, cumpliendo con la palabra empeñada con nuestros pueblos, que es una tarea esencial para consolidar la credibilidad. Y, también, que entiendan, definitivamente, que defender los intereses nacionales, que ejercer la lucha definitiva contra la exclusión social, contra la pobreza que azota a nuestros pueblos, contra la indigencia y el desempleo, que la defensa de la riqueza nacional bajo ningún aspecto puede ser calificada o definida de tinte populismo, sino fundamentalmente, queridos hermanos del mundo, cuando analicen estos procesos, vean el renacer de la honestidad en la lucha contra la corrupción, la defensa de los intereses nacionales, la defensa de los pobres, la defensa de los empresarios nacionales, la defensa del trabajo, la defensa de la dignidad, la defensa de la identidad, la defensa del concepto de nuestra región que, definitivamente, tiene que tomar el lugar y el rol que le corresponde. Nosotros estamos, con mucho esfuerzo, junto a nuestros pueblos tratando de generar los ámbitos y queremos que vengan todos los capitales del mundo a trabajar a nuestros países, que vengan a trabajar y a producir en nuestros países; pero que vengan a compartir la rentabilidad con nuestros pueblos, que vengan a asociarse a nuestros destinos, que es lo central y esencial que debe ser llevado adelante. Por eso vivimos una etapa donde yo creo que estamos ante un punto de inflexión, queridos hermanos; el paso que se dio ayer de la incorporación de Venezuela al Mercosur, es mucho más que una decisión de la construcción de un bloque económico, es la decisión de la región de entrar a fortalecer y construir el espacio de los países de América del Sur, de tener una voz ante el mundo que razone fuerte y unida, que podamos hablar con todos los bloques del mundo: Asia, África, Medio Oriente, la Comunidad Económica Europea, como bloque, como región, defendiendo los intereses de nuestros pueblos en forma mancomunada y solidaria. Creo que el Acta de la Independencia que leía la Vicepresidenta, diputada Desirée Santos Amaral, marca con claridad absoluta y visionaria a quienes hace 195 años tuvieron el coraje de declarar la Independencia de Venezuela. Nos acercamos al Bicentenario y nosotros no podemos esperar 200 años más para construir países con equidad, con justicia, necesitamos empezar a consolidarlo ya, son muchos hermanos y hermanas que sufren en Latinoamérica y tenemos como gobierno que buscar con todas nuestras fuerzas los resultados que nuestros pueblos están esperando. Yo les quiero decir que hoy me emocioné en la recordación del aniversario en el desfile que se llevaba adelante en el acto central, en el recordatorio del Día de la Independencia, cuando vi miles y miles de rostros, de manos que se alzaban de hermanos latinoamericanos venezolanos, compartiendo el desfile, compartiendo la esperanza de construir un nuevo país, de construir un nuevo orden de justicia al que aspiran ustedes y su Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, un pueblo absolutamente esperanzado como el resto de los pueblos de América, esperando que nosotros estemos a la altura de la historia y de las circunstancias. Por eso siempre le pido a Dios que nos dé la fuerza de ser leales con nuestras convicciones. Cuando se llega a donde llegamos nosotros, no hay lugar para el empate, queridos amigos, es el camino del triunfo de nuestros pueblos lo que puede generar la trascendencia. Por eso, para terminar, en el Día de la Independencia de la República Bolivariana de Venezuela le quiero decir a los pueblos del mundo que acá en Venezuela he podido compartir, no sólo esta vez sino todas las veces que he venido, una democracia plena, que lucha por la justicia abierta, que lucha por la igualdad que se integra al resto de los pueblos de Latinoamérica para consolidar la solidaridad y la búsqueda de los destinos que nuestros pueblos merecen, y quiero decir que este 5 de julio del año 2006, sé que es trascendente para ustedes, hermanos y hermanas venezolanos, sigan firmes, consoliden sus convicciones, consoliden a Venezuela, hay un pueblo que pude ver hoy que sueña y está esperanzado como los pueblos de América, como el pueblo de Bolivia, como el pueblo de Uruguay, como el pueblo de Chile, como el pueblo de Paraguay, como el pueblo de Brasil y el resto de los pueblos americanos que de una vez por todas quieren que nosotros estemos por lo menos mirando con la fuerza que corresponde el legado de nuestros próceres.

 

 

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