20051121 13:04:00 rod
Para quienes todavía se aferran a la peregrina tesis, made in USA al concluir la guerra fría, según la cual empezaríamos a vivir en un mundo unipolar, tiene que parecer inexplicable el claro giro hacia una muy evidente multipolaridad que durante todo el presente año han tomado en general los acontecimientos internacionales.
Podemos enumerar, someramente, algunos hechos muy significativos al respecto. Para nosotros acá en el continente americano, es lógico, lo más resaltante en estos tiempos es la creciente rebelión de Venezuela frente a Washington, después de un siglo entero de sumisión petrolera. Y es que mucha gente no se había dado cuenta de que en nuestro mismo continente, aparte del polo yanqui, desde hacía cerca de medio siglo ya existía otro polo, como es el cubano, diametralmente opuesto al yanqui.
La tendencia a romper las ataduras neocoloniales -que a nuestros países les impuso el imperialismo- siempre ha existido, desde luego, pero hasta ahora le faltaba la simultaneidad de las acciones revolucionarias. Recordemos el caso de Guatemala, cuyo gobierno progresista fue condenado aquí en Caracas en 1954 por una conferencia de la OEA, y de inmediato fue derrocado por una invasión mercenaria montada desde Washington. Ningún gobierno de un país nuestro se atrevió, entonces, a contradecir al tenebroso John Foster Dulles del modo tan resuelto como lo acaban de hacer, en la reunión de Mar del Plata, los gobiernos del MERCOSUR frente a George W. Bush.
Pero no es solamente acá, en lo que ellos consideran desde siempre su traspatio, que los imperialistas yanquis están teniendo dificultades, pues en los otros continentes no les faltan dolores de cabeza. En primerísimo lugar, sus ejércitos están cada día más empantanados en Afganistán y en Iraq, manifiestamente impotentes para acabar con la tenaz resistencia de esos pueblos. El fracaso de la pretendida “guerra anti-terrorista” le ha comenzado a traer serios problemas a Washington en su relación de aliados con las potencias europeas.
Lo cierto es que la alocada política exterior de la camarilla que con el Baby Bush asaltó la Casa Blanca hace cinco años, hoy prácticamente ha dejado a Estados Unidos sin aliados. Un buen ejemplo lo acabamos de ver en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, donde 182 países condenaron la política de guerra contra Cuba. Sólo tres países fueron capaces de votar en público a favor de Washington.
Resulta natural la desconfianza que hoy expresan sus viejos aliados, viendo que la política practicada por Bush es en esencia la misma que Hitler intentó en su época y fracasó tan estruendosamente: de dominación mundial.
Además, se viene reavivando poco a poco la confrontación histórica del imperialismo yanqui con los países asiáticos. Tras de los pasos agigantados de la China Popular –que por suerte, mientras se oriente por el marxismo-leninismo como lo está haciendo, creo podrá evitar las guerras- han tomado un rumbo independiente Vietnam y Laos. Y por sus propios pasos, con singular firmeza, la RPD de Corea.
Asimismo, otro gigante como lo es la India parece despertar, y pienso que Japón no ha de tardar en liberarse de la tutela yanqui. Igual van las cosas en Africa, donde la República Sudafricana de Nelson Mandela ha dejado de ser un instrumento del imperialismo para transformarse en vanguardia de los sufridos y explotados pueblos de ese continente.
Estamos presenciando grandes cambios a escala mundial, y son ellos una consecuencia directa de la tremenda crisis del capitalismo, no de la voluntad política de determinado país o grupo de países, y todavía menos de la actuación personal de un dirigente. Aunque quizás algún futuro historiador escribirá que, como todo un mal vaquero de Texas, el Baby Bush ha sido responsable personalmente de este enorme alboroto en el corral. Que le está abriendo a la humanidad el camino del socialismo.
Jerónimo Carrera
(Publicado en el Semanario La Razón, Nº 566, Caracas, domingo 13 de noviembre de 2005)
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